La revista Mampato fue, para muchos lectores chilenos amantes de la BD franco-belga, ya el medio de iniciación en tales lecturas, ya la vía de descubrimiento de series que nunca llegarían por otro medio a ese lejano rincón del mundo que es Chile. Ya hemos hablado, en otra ocasión, de la gran calidad con la que esas series eran editadas en la revista chilena. Sin
embargo, no toda la historia de Mampato es
tan brillante en lo que toca a esta cuestión, y hoy procuraré
mostrar que existe una etapa, claramente identificable, en la que
la calidad de la revista –al menos en lo que a publicación de
historietas se refiere– desciende notoriamente.
1. Teddy Ted en la revista Pif... |
Todos
sabemos que la gran cabeza y alma
inspiradora de Mampato fue el genial Eduardo Armstrong, que figura
como director de la revista hasta finales de 1973, en que un penoso
cáncer le causa la muerte. Pero, no obstante esta figuración
formal, la realidad es que Armstrong ejerció la dirección sólo
hasta el momento en que se descubre su enfermedad, en marzo del mismo
año y, desde entonces, se hace cargo de las funciones de director la
que hasta entonces operaba como subdirectora: la periodista, y luego
aclamada escritora, Isabel Allende.
Pues bien,
este cambio de manos tendrá un visible y, a mi entender, negativo
efecto en la línea editorial de la revista en lo que a publicación
de historietas se refiere. Hoy me centraré sólo en lo relativo a
obras de la bande dessinée franco-belga.
1b. ...y en Mampato |
Para
hacerse una idea de lo que Mampato aportaba en esta materia bajo la
dirección de Armstrong, basta mirar el panorama de las historietas
que se publicaban al momento en que la
enfermedad lo aparta de la revista: recientemente terminados “Los
Franval: Rapto en Tokyo” y “Bernard Prince: El general Satán”,
estaban en curso “Dan Cooper: Golpe de audacia”, “Tunga en el
pueblo de los árboles” y “La patrulla 3A: Señales en la noche”;
ello sin contar la aparición permanente de una página humorística,
ya de “Max el explorador”, ya de “La tribu terrible” (que,
aunque de autor norteamericano, era publicada por la revista Tintin).
Pues bien,
en cuanto tales historias fueron terminando, desaparecieron casi
completamente los héroes y personajes a los que nos habían
acostumbrado esos primeros 160 números, y su lugar fue ocupado por
unos desconocidos: Oso Blanco, Ted Cassals (Imágenes 1 y 1b), Billy
Trent, Thor, Simón el vengador, Nicolás (Imágenes 2 y 2b), Los
pioneros de la esperanza, Dr. Jourdan, Robin de los bosques, y algún
otro que ahora se me escapa.
2. Jérémie, en Pif |
Una primera curiosidad de aquellos nuevos personajes –curiosidad que ya se ha comentado en este blog– es que todos ellos, con las solas excepciones de Los pioneros de la esperanza y Robin de los bosques, recibieron en Mampato un nuevo bautismo: por alguna razón desconocida, no se les llamó Lobo Negro o Loup Noir (Oso Blanco); Teddy Ted (Ted Cassals, aunque en este caso el nombre original es recuperado a partir de la segunda historia publicada); Red Dust (Billy Trent. El nombre original de la serie es, en realidad, “Comanche”, aunque el personaje principal se llama Red Dust); Rahan (Thor. Rebautismo, a mi parecer, especialmente desafortunado, puesto que no deja de ser incomprensible que un hombre de la prehistoria –cuyo nombre original, Rahan, obedece a un sonido gutural– lleve el nombre de una divinidad nórdica); Fanfan la Tulipe (Simón el vengador); Jérémie (Nicolás); y Dr. Justice (Dr. Jourdan).
2b. Nicolás, en Mampato |
Una
segunda curiosidad es que todas estas nuevas series, con la excepción
de Billy Trent, fueron publicadas originalmente en la revista
Pif –sucesora de Vaillant–, que era una revista de calidad
netamente inferior a Tintin (de la cual provenían casi todas las
historietas franco-belgas de la etapa Armstrong), Spirou y Pilote,
las tres reinas de la BD (calidad general inferior que no obsta en
nada al hecho de que la revista Pif publicase algunas obras de gran
factura). De hecho, todas estas nuevas series pertenecen a lo que me
atrevería a llamar la “segunda división” de la BD (quizá con
las solas excepciones de Billy Trent –que, además, provenía de
Tintin– y Thor, que se encuentran en el olimpo de las obras
maestras de la historieta franco-belga), y se hallan a mucha
distancia de la influencia y reconocimiento que tuvieron, por
ejemplo, Howard Flynn, Corentín, Bernard Prince, Tunga o Dan Cooper,
por citar sólo las series estandarte del período de Armstrong.
3. Una viñeta de Mordillo aparecida en Pif y Mampato |
Esta asociación –formal o informal– entre Mampato y Pif, es evidente si se advierte que el uso –en Mampato– de recursos aparecidos en la revista francesa no se agotaba en las historietas, sino que se extendía a las páginas de humor (con los chistes de Mordillo que, si mal no recuerdo, aparecieron también en la revista Ercilla de los años 80 - Imagen 3), a los problemas policiales (con el detective Ludo – Imagen 4) y a diversas actividades y juegos (Imagen 5).
4. Ludo en Pif. En una investigación que también fue resuelta por los lectores de Mampato |
Si se considera que todas las imágenes de la revista Pif que se acompañan están tomadas de un solo número (el 184), se podrá concluir que el ejercicio discriminatorio era bastante débil, y que más bien parecía prevalecer la intención de “sacar el jugo” a cada número de Pif que llegase a las manos (de este solo número se obtuvieron dos historietas: “Nicolás en la intriga”, de 20 páginas publicadas en los números 178 y 179 de Mampato, y “Teddy Ted”, de 10 páginas y publicada en el número 228 de Mampato; además de dos casos del detective Ludo, publicadas en los números 206 y 209; un chiste de Mordillo; y cuatro actividades, que aparecieron en los números 205 y 211). En total, 37 planchas sólo del número 184 de Pif, distribuidas en diversos números de Mampato. Así, también, se pueden encontrar otras 27 planchas del número 188, y 13 del 183. Y no tengo ahora a mi alcance los números 185, 186 o 187 de la revista francesa, aunque sospecho que, de tenerlos, me llevaría una sorpresa...
5. Un juego de Pif que se repitió en Mampato |
Pero estas no fueron las únicas consecuencias de la asociación entre Mampato y Pif durante la dirección de Isabel Allende, pero dejaré estas cuestiones para un próximo comentario.
Mambrú
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